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CS. JAIVER MONTILLA B.

La Intertextualidad, navegando entre textos.


La intertextualidad es la relación que un texto (oral o escrito) mantiene con otros textos, ya sean contemporáneos o anteriores; el conjunto de textos con los que se vincula explícita o implícitamente un texto constituye un tipo especial de contexto, que influye tanto en la producción como en la comprensión del discurso.

La implicación más importante que tiene la intertextualidad es que ningún texto es original o único, sino que a menudo descansa sobre otros para revelar su estructura y su significado.

El germen del concepto de intertextualidad debe buscarse en la obra del filólogo ruso Mijaíl Bajtín, quien durante el segundo tercio del siglo XX publicó una serie de trabajos sobre teoría de la literatura. Sus ideas no fueron conocidas en la Europa occidental hasta años después de su aparición, cuando fueron divulgadas en el ambiente intelectual francés por un círculo de pensadores búlgaros a fines de los años sesenta, entre ellos Tzvetan Todorov y Julia Kristeva, quien acuñó el término de "intertextualidad" en el año 1969.

Bajtín concebía la novela, en particular las de François Rabelais, Jonathan Swift y Fiódor Dostoyevski, como polifonías textuales, donde se establecían relaciones dialógicas esenciales a todos los niveles entre ideas, clases sociales, cosmovisiones, personajes y, en lo que más nos importa en este caso, géneros, textos y discursos literarios, todos ellos distintos entre sí. En el caso de la novela, que es el que le ocupa, el escritor sabe que el mundo está saturado de palabras ajenas, en medio de las cuales él se orienta.

Bajtín reflexiona sobre el carácter dialógico que tiene todo discurso: los discursos, textos y géneros literarios dialogan entre sí y, según defiende, todo emisor ha sido antes receptor de otros muchos textos que tiene en su memoria en el momento de producir el suyo, de modo que este último se funda en otros textos anteriores con los cuales se conecta. Con ellos, establece un diálogo, por lo que en un discurso no se deja oír únicamente la voz del emisor, sino que convive una pluralidad de voces superpuestas que entablan un diálogo entre sí, de tal forma que los enunciados dependen unos de otros. Como ejemplos de esta dependencia mutua entre enunciados trae a colación fenómenos como la cita, el diálogo interior, la parodia o la ironía, que suponen que en el discurso aparezca una voz distinta de la del emisor.

La intertextualidad en la literatura
Eliana Gonzales presentó el libro del escritor peruano Luis Fuentes, 'Apuntes de Bitácora'. La experta habla sobre la intertextualidad, recurso estilístico que aparece en dicha obra.

Intertextualidad literaria

La intertextualidad permite referir un texto dentro de otro texto.
¿Leíste alguna vez un libro que te recordó frases o personajes de otro? Luis Fuentes, escritor peruano, presentó su libro ‘Apuntes de Bitácora’. En él utiliza la intertextualidad como medio para iniciar un diálogo con Luder, recordado personaje de las obras de Julio Ramón Ribeyro. La docente de la Facultad de Humanidades, explica este recurso usado no solo en la literatura.

¿Qué es la intertextualidad?

La intertextualidad es un recurso estilístico que permite establecer una relación entre dos textos de manera implícita o explícita, citando a uno dentro de otro. Se puede plasmar con referencias a otros textos de la misma época o de otra, literales o parafraseados, del mismo autor o más comúnmente de otros.

¿Qué juegos permite este fenómeno en la literatura?

Este recurso no es exclusivo de la literatura. Aparece cada vez que usemos refranes, frases célebres, proverbios, dichos, citas textuales de otros autores, etc.; así como en los distintos textos que producimos. La intertextualidad suele usarse en los textos argumentativos y expositivos. En la literatura, por ejemplo, se muestra en personajes con una clara carga connotativa: Edipo, Aquiles, Celestina, o si mencionamos lugares claramente identificables como Macondo o Comala.

Apuntes de bitácora(otros dichos de Luder)¿Cómo se observa la intertextualidad en ‘Apuntes de bitácora’?

Luis Fuentes en sus ‘Apuntes de bitácora’ nos trae a Luder, uno de los personajes más queridos y admirados de Ribeyro. El autor ha querido mantener ese espíritu irónico y sarcástico ante la vida del personaje original; ha metido al personaje ribeyriano en su propia creación.

Tipos de Intertextualidad

Si comienzo a hablar de tipos de intertextualidad sin una reflexión previa, quizás algunos de los lectores habituales del blog no vayan a poder situarse bien en el contexto del artículo. Así que voy a comenzar con palabras muy sencillas, accesibles para todo el mundo. Imaginemos que escribo un texto (cualquiera, no importa). ¿Ese texto, será completamente autónomo, sin ningún tipo de influencias, sin beber de ninguna fuente? La pregunta es muy sencilla de contestar con un rotundo… ¡NO! Y eso por muy original que yo sea al escribirlo, no tiene nada que ver lo uno con lo otro. Y además puede ampliarse a cualquier escritor en cualquier escenario y en cualquier tiempo, incluso a los contadores de historias de épocas remotas.

Y no solo estriba la cuestión en que seamos hijos de nuestro tiempo, de nuestra historia, etc. Es que, además, somos hijos de nuestra cultura, nos nutrimos constantemente de ella, ya sea para hablar o para escribir. Por tanto, todo lo que se nos ocurra escribir estará sometido al influjo de esa cultura. A esa relación estrecha de unos textos con otros se la llama, de un modo muy general, intertextualidad. Y al hablar de tipos de intertextualidad lo que vamos a hacer será intentar diferenciar entre relaciones distintas, desde las más generales (una influencia difusa) hasta las más concretas (por ejemplo, la cita de otro autor).

La imagen sirve para explicitar que si alguien nos habla de caballeros armados, o leemos algo al respecto, nos vendrán a la cabeza rápidamente una serie de tópicos: los caballeros del rey Arturo, el Santo Grial, San Jorge y el dragón, incluso la narración del Quijote, por poner unos cuantos ejemplos entre centenares que podrían encontrarse. Es decir, al leer algo, inmediatamente lo asociamos con otros textos (sean relatos, cuentos, novelas, ensayos, etc.). Bien, los autores también lo hacen al escribir.
Hay muchos tipos de intertextualidad, pero al ser un tema demasiado técnico no conviene reproducir esa jerga en este blog de carácter general (al menos eso pretende). Para quien quiera conocer esa teoría, lo remito a este artículo de la Wikipedia, bastante extenso y explicativo. Prefiero, en este caso, ilustrar el tema con un ejemplo significativo:

En donde esté una piedra solitaria
sin inscripción alguna,
donde habite el olvido,
allí estará mi tumba.
Bécquer

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo solo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Luis Cernuda

Los anteriores son textos pertenecientes a sendos poemas. ¿Qué es lo común, lo que nos llama enseguida la atención? Naturalmente, el verso que está repetido (y resaltado, en este caso). Entre los distintos tipos de intertextualidad diferentes (no hay una clasificación definitiva), este en concreto sería una especie de fuente de inspiración, aprovechando un verso muy concreto, que después ha aparecido incluso en canciones.
Luis Cernuda estuvo influido por Bécquer y le sirvió de modelo (como tantas veces ocurre en literatura), así que no es extraño que incluyera el verso en un poema propio y que, además, sirviera de homenaje al creador original del verso.
A pesar de todo, podemos mencionar tres tipos de intertextualidad muy comunes y muy empleados a lo largo de la historia de la literatura, que tratan aspectos muy concretos. Veamos cuáles son.

LA CITA

Entre los tipos de intertextualidad que investigamos, es uno de los más comunes. Todos sabemos lo que es una cita literaria (o en otro tipo de textos, no importa). ¿Qué escritor no ha citado alguna vez a otro, de una u otra forma?

La cita es una referencia explícita de otro texto. Además, es literal (o al menos, debería serlo). Es decir, por un lado ponemos la cita y por otro la fuente (autor, obra, año, etc.). Y lo hacemos de manera literal, tal como escribió ese fragmento su autor (a ser posible, en la lengua en la que fue escrito). Si está traducido, hay que procurar citar la editorial, el año de la traducción, el traductor, etc.
Claro está que no siempre es así. A veces, los escritores incorporan una cita al comienzo de cada capítulo y solo incluyen, como fuente, al autor original. Depende siempre del contexto de lo que estamos haciendo, no es lo mismo una cita en un ensayo, donde se requieren todas las fuentes de información posibles, que la cita en una narración.

EL PLAGIO

Otro de los tipos de intertextualidad presentes en muchos textos, aunque a veces los autores no especifican la fuente, y por eso se habla de plagio. Es decir, no es necesario que el plagio sea literal; por ejemplo, se puede plagiar una idea, un argumento, un personaje, etc. Solo hablamos de plagio cuando el escritor no hace referencia a su fuente original.

LA ALUSIÓN

En cambio, si en el texto encontramos una referencia, por vaga que sea, a otro texto, estamos ante una alusión, otro de los tipos de intertextualidad más habituales, puede que el más frecuente. Veamos un ejemplo, en este caso construido por mí mismo:
Ser o no ser… las palabras mágicas del Hamlet resonaron en mí aquel día para cambiar mi propia historia…
Como vemos, hay una alusión explícita a la obra de Shakespeare. Al margen del ejemplo, hay que decir que se han hecho populares muchísimas expresiones o frases que un día aparecieron en un texto literario. En el ejemplo expresado, ni siquiera podemos decir si la expresión fue utilizada por primera vez por Shakespeare; de lo que sí estamos seguros es de que, cuando la usamos actualmente, siempre nos viene a la mente la obra del bardo inglés, Hamlet.
Por otro lado, es muy frecuente que autores noveles, o poco experimentados, empleen este tipo de frases o expresiones sin hacer ninguna mención explícita al autor o la obra originales. Simplemente, lo que hacen es tomar las expresiones del acervo popular, que las ha hecho suyas, incluso en el lenguaje hablado. Sería otro de los tipos de intertextualidad a dilucidar: una especie de «plagio inconsciente».

O también muy consciente, depende; no hay más que pensar en los cuentos que comienzan por «Érase una vez…». En este caso, los lectores interpretan que el escritor está en su derecho de emplear una expresión tan extendida que todo el mundo la entiende… y, a la vez, que todo el mundo la sobreentiende, que se utiliza por tradición y que no comporta ninguna falta de ninguna clase, sobre todo si el escritor pretende introducir alguna variante original, por ejemplo:

Érase una vez que se era en aquella era…
Érase una vez un cuento muy divertido, veréis…
Érase una vez un escritor atado siempre al mismo cuento…

Estos ejemplos, que acabo de imaginar, dan una idea de la plasticidad con la que pueden emplearse fórmulas antiguas, para renovarlas. En fin, como puede observarse fácilmente, los tipos de intertextualidad que podemos diferenciar son múltiples, sobre todo si nos fijamos exclusivamente en casos muy concretos. Es casi seguro, o seguro del todo, que si buscáramos ejemplos y más ejemplos, este artículo no se terminaría nunca, porque hay por doquier.

¿O acaso el título Ulises de la novela de James Joyce no tiene nada que ver con la obra clásica de Homero? ¿O cuando vemos una película y nos queda en la retina una imagen que asociamos a otra película no estamos hablando también de otros tipos de intertextualidad, aunque en este caso referidos al campo visual o icónico? Naturalmente, en este último caso, el concepto intertextualidad puede ser sustituido por otro afín a la semiótica en general. Pero esa ya es otra historia… Fíjese el lector que la última coletilla es bien conocida.




Tomado de: Cómo escribir bienWikipediaUDEP hoy



La Intertextualidad, navegando entre textos. La Intertextualidad, navegando entre textos. Reviewed by Montilla Bolaños on agosto 14, 2019 Rating: 5

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